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Redes Sociales: ¿Amenazan la magia de los conciertos en vivo?

  • Foto del escritor: Lucía Bustamante
    Lucía Bustamante
  • 24 jul 2023
  • 4 Min. de lectura

Un proceso casi inconsciente… gritar de emoción por tener a nuestro artista favorito al frente, enseguida, sacar el teléfono, abrir la cámara, posicionar las manos y comenzar a grabar mientras hacemos malabares para disfrutar o asegurarnos de que cada toma sea “instagrameable”. La pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué, aun sabiendo que encontraremos miles de videos de la misma experiencia, preferimos ver a los artistas a través del lente del celular en lugar de alzar nuestras cabezas y vivir el momento? ¿Acaso no nos basta con asistir?


Escribe: Lucía Bustamente

 

Dicho fenómeno no es reciente, la mayoría recuerda la manera en que el público captaba la magia de los eventos con cámaras digitales allá por los 2000s y 2010s, no obstante, no con la magnitud actual, cuando los teléfonos revolucionan inevitablemente la forma de consumir música. Recordemos que Tiktok era incipiente justo antes de la pandemia, muchas personas asistieron a su primer concierto real con una nueva mentalidad: “grabar todo, postearlo y volverte viral”. A esto se suma el hecho de que en el 2022 se celebraron aproximadamente 110 conciertos (Redacción Gestión, 2022), cantidad abrumadora a comparación de años pandémicos, donde el acaparamiento de los canales digitales de compra reflejaba las enormes ganas del público por asistir a shows en vivo. Lo irónico es que, si bien dicha audiencia aspiraba con gran anhelo por estas experiencias (un gran apetito por socializar), es contradictorio que la interacción entre el artista y el público se diluya entre la intermediación de las pantallas.


Pero… ¿Qué pasa por nuestra mente al grabar? algunos investigadores apuntan a que el material documentado nos permitirá revivir el evento a un nivel multisensorial ya que las imágenes en movimiento son vividas holísticamente a medida que activan las redes neuronales de la memoria que, a su vez, incluyen emociones, sentimientos y cogniciones (NBC News, 2018); sin embargo, otros estudios sugieren que filmar los conciertos con la intención de compartirlo en redes sociales disminuye la alegría y el disfrute de la experiencia al aumentar la ansiedad por la cantidad de buenas reacciones que recibirá (como likes, vistas y comentarios)(Barasch, 2018).


Los Tiktok concert clips son tan recurrentes que actualmente representan una subcultura enorme en la red social, por ejemplo, existen nueve billones de vistas del Love on Tour de Harry styles (The Michigan Daily Redaction, 2023) y se perciben tan reales que después de ver varios de estos uno diría que siente como si hubiera asistido al concierto. El público no solo está ahí para eso, se esfuerza en hacer que el artista lea su cartel, en llamar la atención o cruzar miradas con el cantante para así grabarlo y posteriormente postearlo. El problema es que, se desconecta de una experiencia por la que un verdadero fanático daría todo por ver. En el extremo de esta triste realidad se encuentran los fans que solo asisten para grabar la parte específica de la canción que es viral y aquellos que graban los challenges del momento y luego se van, de modo que la magia de atestiguar el arte se pierde dentro de esta virtualidad.


Fuente. The Michigan Daily


La otra cara de la moneda muestra la molestia de las estrellas pop por ver un mar de teléfonos apuntándoles. Desde Adele pidiéndole explícitamente a un fan: — “¿Puedes dejar de grabarme? Estoy aquí en la vida real” hasta aquellos artistas que literalmente han optado por negarles la posibilidad de sacar sus teléfonos a los asistentes a fin de generar un espacio más íntimo y especial dejando de lado las pantallas, como es el caso de Arctic Monkeys en una edición especial de su gira mundial en el Kings Theatre, por poner un ejemplo particular.

Y es que hoy en día, no basta con actuar para los presentes en el recinto, sino, para las miles de personas que los verán en TikTok, ello les suma preocupaciones y hace que la magia intrínseca de cantar en vivo disminuya; sin embargo, una consecuencia positiva responde a que la calidad y competencia entre los propios tours aumenten, claro ejemplo es el hecho de que las giras en sí mismas constituyan un potencial mercado en internet (The eras tour, The love on tour, The World Hottest Tour, Motomami Tour, etc ). No obstante, al mismo tiempo, los derechos de autor son violados, pues, pierden el control de su arte al ser tan masivamente compartido en redes sociales que, probablemente, a los consumidores les baste con ver el concierto desde la comodidad de su sofá en vez de vivir la experiencia brutal de saltar al ritmo de la música.


Como cualquier otra marca, bandas y cantantes tienen que adaptarse a las nuevas tendencias. En cuanto al formato e ingeniería, agrandan las pantallas para poder ser grabadas (comúnmente en festivales), las ponen en un formato “digitalizable” (vertical), como es el caso de Rosalía, Mon Laferte y 1975 por citar algunos casos. Tom Rylander, quien diseñó la gira de 1975 dijo explícitamente que trata de armar un espectáculo “que se vea bien en redes sociales”, que los diseños sean “instagrameables” (The Guardian Redaction, 2022). Asimismo, la interacción con el público se adecúa a la viralización de TikTok, en tanto se crean espacios para contenido viral, por ejemplo … ¿Quién no ha visto un video de Rosalía mascando goma de mascar más de una vez en su feed? Es decir, este fenómeno nos obliga a competir por la atención de nuestros ídolos y trasladar la concentración a un espectro alejado de la contemplación del arte.


En resumen, coincidimos en que asistir a un concierto es una experiencia memorable, más aún si estos se reactivaron después de dos años de pandemia, pero lo cierto es que las redes sociales se vuelven determinantes para configurar el valor de la experiencia en vivo de los shows, no solo porque generan gratificación inmediata, mecanismo principal que satisface nuestras necesidades de ocio y entretenimiento, sino porque forman parte de un proceso de búsqueda por aceptación social.




Referencias Bibliográficas.


1. Barasch, A. (2018). Taking Photos to Share on Social Media Reduces Enjoyment of Experiences, NYU Stern Study Finds. https://www.stern.nyu.edu/experience-stern/faculty-research/taking-photos-share-social-media-reduces-enjoyment-experiences


2. NBC News Redaction. (2019). Here's why we feel compelled to record music concerts (sorry, Jack White). bit.ly/3Nb4WkE


3. Redacción Diario Gestión. (2022). Este año se realizarán alrededor de 110 conciertos en Lima y se teme sobreoferta. bit.ly/3WNANuw


4. The Guardan Redaction. (2022). Screen and heard: is TikTok changing the way pop stars perform? https://www.theguardian.com/culture/2023/jan/05/screen-and-heard-tiktok-changing-pop-shows-rosalia-lorde-1975


5.The Michigan Daily Redaction. (2022). TikTok has changed how we go to concerts, but is it for the better?https://www.michigandaily.com/arts/digital-culture/tiktok-has-changed-how-we-go-to-concerts-but-is-it-for-the-better/


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