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El pensar de más: cómo nos limita y cómo combatirla

  • Alberto Velasquez
  • 16 feb 2023
  • 3 Min. de lectura

Tienes miedo de dar el primer paso porque todo lo que ves es todo lo negativo a 10 millas del camino” (Good Will Hunting, 1997). Esta puede sonar como una frase cliché más dentro de una película que busca tener good vibes. Sin embargo, muchas veces, y en distintos contextos, nos generamos este tipo de pregunta hacia nosotros mismos: ¿Y si no funciona?

Una pregunta que, a pesar de su simpleza, puede llegar a generar un mundo como respuestas; la cual, en su finalidad, haga que terminemos “retrociendo” ante la idea de ejecutar cierta acción. Ante esto, es necesario hacer un análisis sobre cómo combatir esta pregunta que nos limita.

 

En primer lugar, Derek Rucker & David Gal, profesores de la Universidad de Chicago, destacan que, esta pregunta se genera por medio de una percepción en la que dividimos las opciones en dos: ganar o perder; por lo que relacionamos el que no funcione inmediatamente como una derrota. Esto, en consecuencia, nos introduce al principal limitante: el miedo a la derrota. De este modo, con el miedo entrando a la ecuación, nos ponemos a pensar exclusivamente en lo que creemos que podemos llegar a perder; lo que genera la impregnación de mayor temor y, de esta manera, encontrar mayores “razones” para no atrevernos a realizar la acción.


Ante esto, toca recapacitar y pensar sobre en qué verdaderamente nos debemos de enfocar. Y la respuesta es: en el aprendizaje, un aprendizaje que surge a través de la experiencia. Pues, tanto en el acierto como en el error podemos extraer algún aprendizaje que ayude a un crecimiento. Por lo que aquí encontramos una de las primeras respuestas concretas sobre por qué dejar el miedo ante la idea de que algo no puede funcionar: siempre se abrirá una posibilidad nueva de adquirir aprendizajes. Como ejemplo práctico, planteemos que en cierta situación se tomó la iniciativa y no nos equivocamos; toca preguntarnos: ¿cómo serán los resultados? ¡Pues no serán más que beneficiosos! Logrando así lo que se quería desde un principio (o en algunos casos hasta más). Pero, por el otro lado, en un escenario donde esté presente el error, es decir el haberse equivocado, no hay mejor primer paso que reconocerlo y encontrar un aprendizaje en ello. Este proceso, que suena simple, es uno muy poderoso que nos permitirá seguir adelante con una mayor experiencia en nuestra búsqueda de nuevos caminos.


Sin embargo, también es necesario hacer aclaraciones, ya que no se trata de equivocarse a drede, hay preguntas y contextos en los que ya tenemos la respuesta de que si es lo correcto o no. Ante esto, toca ser conscientes de las decisiones que uno mismo toma, pues si es que se decide tomar una decisión a pesar de saber que no era lo correcto, no hay mayor responsabilidad que la de asumir la consecuencia correspondiente que uno mismo se provocó. En esos casos, como sugiere Carolina Uribegil (2022), antes de cometer la mala decisión, lo mejor es reconocer que verdaderamente no va a funcionar y reflexionar que el mejor camino es la paz, la cual no es negociable, querido UPana.


Habiendo establecido este disclaimer, toca preguntar en qué verdaderamente sí logra aplicar el “tomar el riesgo”. Básicamente, la respuesta se limita en todo lo que no implique hacer un daño a otros y, más importante, a uno mismo. ¿Y si no funciona? Pues es una vuelta a lo destacado anteriormente, si no llega a funcionar es porque ahí no era; sin embargo, era una transición necesaria de pasar para poder adquirir aprendizaje que ayudará en nuestro crecimiento personal.


De esta manera, queda decir a la comunidad UP que no hay que dejar que el miedo domine nuestra voluntad de hacer algo; el miedo al error suena aterrador, pero no hay que permitir que este nos detenga en nuestro camino de alcanzar mejores cosas en distintas facetas de nuestras vidas.


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